Para acceder a la cripta, los visitantes descienden por una escalera de piedra a un espacio escasamente iluminado donde hileras de cámaras abovedadas se extienden en todas direcciones. Llama la atención el silencio, que crea una atmósfera de reverencia. El aire fresco y los muros de piedra aumentan la sensación de estar en un lugar donde el tiempo se detiene, ofreciendo un marcado contraste con la grandiosidad de la sala superior.
En la entrada, una inscripción reza "Aux grands hommes, la patrie reconnaissante" ("A los grandes hombres, la patria agradecida"), un poderoso recordatorio de que los aquí enterrados han conformado la identidad intelectual, artística y política de la nación.